24.2.16

E14: Fortuito

Una mañana en Dravia, hace cinco años.
  • Cof cof… rayos, el viento está levantando demasiada arena hoy.
La chica se cubría el sol del rostro con su mano mientras avanzaba por aquel mar de arena y polvo. De pronto a la distancia divisó un grupo de buitres girando en círculos por lo cielos. Pensó en ignorarlos, pero luego recapacitó.
  • Con esta tormenta no creo que vaya a llegar al pueblo, bah, en realidad  no podría avanzar ni un kilómetro más. Pero si regreso con las manos vacías el maestro Hopkins seguro que me pone a limpiar las letrinas.
Hizo un gesto de asco.
  • Carajo…
Cambió inmediatamente su rumbo, la tormenta de arena comenzaba a arreciar, ahora sus pies se hundían en la arena al caminar. Ella sabía a la perfección lo que un grupo de buitres significaba, era seguro que había un cadáver de algún incauto por allí, por lo general exploradores inexpertos terminaban perdidos en el desierto y cargados de cosas de valor, agua, alimentos e incluso joyas. Ya estaba a unos metros de la parvada de aves de rapiña, algunas de estas andaban ya por el suelo.
  • Veamos…
  • GGGGGGGGHHHHHHHHH!!
Le gruñeron un par de ellas, eran bastante grandes, metro y medio cada una y al extender sus alas se veían incluso más imponentes, sus picos eran peligrosamente afilados y tenían intención de pelear por su almuerzo.
  • Claro…no podía ser tan fácil
La mujer bajó la pañoleta que cubría su boca, juntó ambas manos en forma de aplauso y cerrando sus ojos murmuró.
  • Presión de viento
Se produjo un destello blanco de sus manos, y simultáneamente sopló con todas sus fuerzas.
  • AAGGGGGHHHH!!
Los pajarracos solo alcanzaron a dar un par de aletazos para cuando aquel soplido, se transformó en un tremendo ventarrón que arrasó con el grupo de aves como si de basurillas se tratase, y con ellas gran parte de la arena del lugar.
  • Cof cof cof… Detesto hacer eso en este sitio.
Tosió unas cuantas veces debido a la arena que había tragado. Al levantar la vista, se percató de que su soplido había dejado al descubierto lo que tanto buscaban aquellos pajarracos.
  • Bingo…
Se dijo para si con una sonrisa en el rostro. Allí estaba, el cuerpo de una persona que se encontraba a medio enterrar en la arena. Con rapidez se acercó a él para inspeccionarlo. Tenía que darse prisa, la tormenta arreciaba cada vez más, la visión se estaba tornando casi nula y la arena ahora la cubría hasta la cintura.
  • Más vale que tengas algo bueno… o si no creo qu…
No terminó su frase para cuando se dio cuenta. Era un chico de unos doce años, sus ropas no eran más que harapos sucios y no llevaba nada de valor consigo.
  • Carajo…
Suspiró y negó levemente con la cabeza.
  • Será mejor irme, Hopkins me matará.
Súbitamente, como si de un muerto viviente se tratase escuchó un leve gemido.
  • Aahhg…
  • ¡¿QUE DEMONIOS?! ¡¿ESTÁ VIVO?!
Sin pensarlo dos veces se apresuró a ayudarlo. Su rostro estaba completamente cubierto por la arena, solo sobresalía de esta, parte de su torso, sus brazos y pies descalzos.
  • ¡¡Deprisa Karin deprisa!!
Se puso de rodillas a su lado y con rapidez comenzó a quitarle la arena del rostro. No tardó mucho para cuando lo vio, era un jovencito de cabello largo y negro, tez pálida y bañado en sangre. La mujer se quitó el sombrero y el protector de sus ojos.
  • ¡¡E-Estarás bien…t-tranquilo!!
Sacó la cantimplora de agua y le roció un poco en el rostro, luego la acercó a su boca.
  • Bebe…
Fue Inútil, el jovencito estaba prácticamente muerto.
  • Oye, tienes que beber esto, ¿ME ESCUCHAS?…¡¡ OYE!!
La miró, entre el viento, la arena, el sol y el aturdimiento apenas logró apreciar la silueta del rostro de la mujer, balbuceó unas últimas palabras antes de cerrar lentamente sus ojos.
  • ¿L-Lily?
Su último atisbo de vida se desvanecía mientras la chica lo mantenía en brazos.
  • Carajo…
La tormenta los envolvió y desaparecieron en aquel mar de arena.

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