24.2.16

E16: Tensión

Nación de Hidraltar. Astrid se encontraba dormida en mi hombro, la carroza seguía su curso hacia la capital y la luna comenzaba a levantarse. Abruptamente nos detuvimos, el guardia que estaba frente a nosotros se puso de pié y salió.
  • Bajen.
Ordenó Sanders aun montado en su caballo.
  • Mmh… ¿Qué pasa?
Preguntó Astrid todavía algo adormilada y frotándose un ojo con la manga.
  • No lo sé, pero será mejor que lo obedezcamos
  • Síganme
Ordenó el guardia que nos acompañaba. Lo seguimos hasta un pequeño muelle cercano en donde nos aguardaba un bote de madera de unos cinco metros de largo. Estaba atracado en un gran rió lleno de luciérnagas, eran miles de luces que danzaban en la oscuridad. No sabía que tenía aquella escena, pero me producía una cierta nostalgia.
  • Ahora seguirán por el río hasta llegar a la capital, atracaran directo en el castillo del alcalde. Más les vale no intentar algún truquito mientras no esté.
-       ¿Usted no nos acompaña comandante?
Pregunté con un tono algo sarcástico.
  • Para su suerte, no. Tengo algunos asuntos que atender, pero tranquilos el soldado Agni Kai les hará compañía en mi ausencia. Vigílelos bien.
  • Sí señor.
Su rostro mantenía una sonrisa burlesca constante. Nos hecho una mirada afilada y con su mano derecha en la cual portaba una enorme garra metálica, apuntó uno de sus filos a la barbilla de Astrid.
  • Se lo aseguro.
Repentinamente mi mano derecha ya estaba sobre aquella navaja que tenía por dedo, lo empuñaba con fuerza sin importarme su filo.

  • No la toques
Lo miré de forma retadora.
  • Haha ¿ah sí? Que harás al respecto.
Me respondió la mirada, sus ojos eran los de un loco. Era completamente diferente al guardia anterior, este sujeto no tenía reproche en ocultar el hecho de ser un cretino. El ambiente se puso tenso nuevamente, mi mano y su garra tambaleaban con el choque de nuestras fuerzas, de mi mano comenzó a escurrir un pequeño hilo de sangre, pero no me importaba, su mirada retadora me producía ira.
  • Ya basta…
Todavía montado en su caballo, Sanders apunto la punta de su espada a mi garganta.
  • Permíteme recordarte tu posición hombrecito. Más te vale no intentar nada heroico.
  • Hahaha.
  • Y usted soldado, no quiero que ocasione más problemas, sería una pena verme en la necesidad de destituirlo.
  • Aahhg…de acuerdo comandante.
Bajó su garra algo fastidiado. El sujeto parecía ansioso por iniciar un combate.
  • ¡El bote está listo comandante!
Exclamó el otro soldado haciendo una señal desde el timón.

E15: Rumbo

En los adentros de Foréstia. Los tres caballeros continuaron su trayecto hacia el pueblo más cercano, Brolaf cargaba en hombros a la anciana inconsciente mientras los otros dos discutían.
  • No lo entiendo Klyde, como fue que ese bandido logró realizar un hechizo, nunca antes había visto a uno hacer algo así.
  • No lo sé, pero estoy seguro que tendrá algo que ver con esto.
Sacó el frasco con el fluido negro y brillante y lo puso a la altura de su rostro. Entrecerró un poco los ojos y llevó su mano a la barbilla, como tratando de dilucidar de qué clase de elixir se trataba.
  • Aquel momento en el que nos atraparon, ¿sentiste esa energía?
  • Si, no era un hechizo normal, pude sentir claramente como absorbía mi fuerza.
  • Y eso no es todo…
Le pasó con cuidado el frasco del elixir negro.
  • ¿Sientes eso?
El caballero tomó el frasco y cerró los ojos unos momentos.
  • Claro, es la misma sensación.
  • Así es, debemos llegar cuanto antes a la capital, estoy seguro de que al sabio de Hidraltar le interesará echarle un ojo a esto.
  • ¿Y qué pasa si no lo encontramos?
Añadió el gordinflón mientras pasaban a lado de un manzano y cortaba uno de los frutos.
  • Mmh…
  • Sabes que no podemos confiar en ninguna autoridad de esa nación Klyde…
El líder se quedó pensando unos momentos.
  • Ahg, como sea, yo solo quiero llegar al pueblo y darme un buen baño.
Suspiró y cambió de tema mientras apoyaba sus manos en la nuca.
  • Supongo que habrá que guardar el secreto mientras tanto.
Así continuaron con su trayecto, luego de no ver nada más que maleza, divisaron un haz de luz a la distancia. Estaban por llegar a la salida de los espesos bosques de Foréstia.

E14: Fortuito

Una mañana en Dravia, hace cinco años.
  • Cof cof… rayos, el viento está levantando demasiada arena hoy.
La chica se cubría el sol del rostro con su mano mientras avanzaba por aquel mar de arena y polvo. De pronto a la distancia divisó un grupo de buitres girando en círculos por lo cielos. Pensó en ignorarlos, pero luego recapacitó.
  • Con esta tormenta no creo que vaya a llegar al pueblo, bah, en realidad  no podría avanzar ni un kilómetro más. Pero si regreso con las manos vacías el maestro Hopkins seguro que me pone a limpiar las letrinas.
Hizo un gesto de asco.
  • Carajo…
Cambió inmediatamente su rumbo, la tormenta de arena comenzaba a arreciar, ahora sus pies se hundían en la arena al caminar. Ella sabía a la perfección lo que un grupo de buitres significaba, era seguro que había un cadáver de algún incauto por allí, por lo general exploradores inexpertos terminaban perdidos en el desierto y cargados de cosas de valor, agua, alimentos e incluso joyas. Ya estaba a unos metros de la parvada de aves de rapiña, algunas de estas andaban ya por el suelo.
  • Veamos…
  • GGGGGGGGHHHHHHHHH!!
Le gruñeron un par de ellas, eran bastante grandes, metro y medio cada una y al extender sus alas se veían incluso más imponentes, sus picos eran peligrosamente afilados y tenían intención de pelear por su almuerzo.
  • Claro…no podía ser tan fácil
La mujer bajó la pañoleta que cubría su boca, juntó ambas manos en forma de aplauso y cerrando sus ojos murmuró.
  • Presión de viento
Se produjo un destello blanco de sus manos, y simultáneamente sopló con todas sus fuerzas.
  • AAGGGGGHHHH!!
Los pajarracos solo alcanzaron a dar un par de aletazos para cuando aquel soplido, se transformó en un tremendo ventarrón que arrasó con el grupo de aves como si de basurillas se tratase, y con ellas gran parte de la arena del lugar.
  • Cof cof cof… Detesto hacer eso en este sitio.
Tosió unas cuantas veces debido a la arena que había tragado. Al levantar la vista, se percató de que su soplido había dejado al descubierto lo que tanto buscaban aquellos pajarracos.
  • Bingo…
Se dijo para si con una sonrisa en el rostro. Allí estaba, el cuerpo de una persona que se encontraba a medio enterrar en la arena. Con rapidez se acercó a él para inspeccionarlo. Tenía que darse prisa, la tormenta arreciaba cada vez más, la visión se estaba tornando casi nula y la arena ahora la cubría hasta la cintura.
  • Más vale que tengas algo bueno… o si no creo qu…
No terminó su frase para cuando se dio cuenta. Era un chico de unos doce años, sus ropas no eran más que harapos sucios y no llevaba nada de valor consigo.
  • Carajo…
Suspiró y negó levemente con la cabeza.
  • Será mejor irme, Hopkins me matará.
Súbitamente, como si de un muerto viviente se tratase escuchó un leve gemido.
  • Aahhg…
  • ¡¿QUE DEMONIOS?! ¡¿ESTÁ VIVO?!
Sin pensarlo dos veces se apresuró a ayudarlo. Su rostro estaba completamente cubierto por la arena, solo sobresalía de esta, parte de su torso, sus brazos y pies descalzos.
  • ¡¡Deprisa Karin deprisa!!
Se puso de rodillas a su lado y con rapidez comenzó a quitarle la arena del rostro. No tardó mucho para cuando lo vio, era un jovencito de cabello largo y negro, tez pálida y bañado en sangre. La mujer se quitó el sombrero y el protector de sus ojos.
  • ¡¡E-Estarás bien…t-tranquilo!!
Sacó la cantimplora de agua y le roció un poco en el rostro, luego la acercó a su boca.
  • Bebe…
Fue Inútil, el jovencito estaba prácticamente muerto.
  • Oye, tienes que beber esto, ¿ME ESCUCHAS?…¡¡ OYE!!
La miró, entre el viento, la arena, el sol y el aturdimiento apenas logró apreciar la silueta del rostro de la mujer, balbuceó unas últimas palabras antes de cerrar lentamente sus ojos.
  • ¿L-Lily?
Su último atisbo de vida se desvanecía mientras la chica lo mantenía en brazos.
  • Carajo…
La tormenta los envolvió y desaparecieron en aquel mar de arena.